Doctrinas

Vuestra doctrina no es amor, el totalitarismo no es amor, es ya muy rancia la escusa te sobreprotejo porque te quiero.

El amor es la confianza de dejar exponerse ante la vida, con la confianza de que tu le respaldas de que no vas a fallarle y de que estarás cuando te necesite, amor es ser el cayado que ayuda a caminar y no la barrera que te impide el paso a lo que consideras no es bueno, amor es ser la señal del límite de velocidad y no ser el control de velocidad de la guardia civil.

El amor no es construir a otra persona bajo el yugo de tus propias ideas, el amor no son los roles fijos y rancios. No es ni la completa dependencia y fusión, ni la completa diferenciación. El amor como bien predica su doctrina no tiene límites, pero ustedes se los imponen, impiden que dos personas se quieran, por estúpidas diferencias física.

Quieren proteger con la espada lo que no son capaces de proteger con sus argumentos que ya se ven desactualizados, pero están muy equivocados, pueden seguir predicando amor, pero el amor de verdad.

Es fácil defender su amor, como no vas a amar a una persona que piensa lo que tú quieres claro que es fácil, eso no es querer.

El reto del amor está en encontrar a una persona que se ha montado su propia forma de ver el mundo, que ha explorado que no se ha privado de montar y desmontar, de probar valores y llegar a comprenderla, respetarla y amarla, en una relación donde poder cambiar roles donde poder entendernos y empatizar, ese es el reto que quieren evitar, nos empujan a un amor pero a un amor, amordazado y dopado con kilos y kilos de doctrina.

Tienen miedo, es comprensible, el cambio da mucho miedo. Tienen miedo es normal, cuando uno es mayor se adapta peor a los cambios…

Pero lo más paradójico es que tienen miedo de algo que predican y es Amor expresado en cualquiera de sus formas, y créanme que ese amor también crean familias, y tan funcionales o más que las vuestras. No nos mientan, no defienden a las familias si solo defienden su modelo, no defienden a los niños… no, no los defienden y menos si por lo que consideráis “errores de sus padres” no le ofrecéis vuestra salvación.

Hasta que no comprendáis algo tan sencillo como eso no digáis que defendéis el amor, ni las familias ni a los niños, no nos mientan, no cuela.

Acepten de una vez que todos no comulgan con su doctrina y a otros se lo prohibís.

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